Desde que el desempleo alcanzara su máximo histórico en febrero de 2013, con 5.040.222 personas registradas, las cifras del paro han ido mejorando mes a mes, con las fluctuaciones típicas de las épocas de vacaciones, aunque todavía estamos muy lejos de alcanzar los niveles previos a la crisis.
El número de personas registradas en el paro se situó en julio en 3,135 millones, es decir, un 15,2%, lo que supone casi el doble de la Unión Europea, con un 6,9%. Así, España se mantiene como el segundo país de la Unión con mayor porcentaje de paro, solo por detrás de Grecia, según los últimos datos de Eurostat.
Este porcentaje registrado se sitúa 2,1 puntos por debajo del dato de abril y del de mayo de 2017, cuando el desempleo era del 17,3%. Por tanto, los datos reflejan que en España sí se crea empleo, pero ¿es éste de calidad? Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), no lo es. Y según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tampoco.
La OCDE propuso hace unos meses un sistema que mide la calidad del empleo a partid de tres variables: la calidad de los ingresos, teniendo en cuenta su nivel medio y su distribución, la inestabilidad laboral, que mide la caída de ingresos esperada como consecuencia de la pérdida de empleo, y la tensión laboral, que recoge los aspectos no económicos del entorno de trabajo. En base a estos indicadores, la calidad del empleo en España se sitúa entre las más bajas de los países de la OCDE.
La calidad de los ingresos viene reflejada por aspectos como el sueldo medio, el salario mínimo interprofesional o la brecha salarial. Actualmente, el salario medio en España se encuentra en torno a los 1.600 euros, una cifra que se mantiene constante desde 2011. No obstante, es importante reseñar que el 10% de los trabajadores que más cobran tienen un salario de 4.491 euros, es decir, 9,3 veces más que el 10% que menos recibe, cuyo sueldo se sitúa en los 483 euros, según VI Monitor Anual Adecco sobre Salarios.
El SMI sí ha experimentado un crecimiento en los últimos años, al pasar de los 752,90 euros al mes en 2013 a los 858,55. A pesar de la mejoría, lo cierto es que esta cifra sigue estando muy por debajo de países como Alemania o Francia (1.498 euros) o Bélgica (1.562 euros).
La brecha salarial también se ha reducido en los últimos años, pero no deja de ser una asignatura pendiente. Las mujeres, de media, todavía cobran en la actualidad 5.193 euros anuales menos que un hombre por la realización del mismo trabajo.
En términos de ingresos, surge la duda sobre la legitimidad de estipular los salarios en función de la oferta y la demanda, es decir, en función de lo fácil o lo difícil que resulte encontrar un profesional de uno u otro gremio y con una formación y habilidades determinadas, o si deben instaurarse nuevos modelos que haga el proceso más equitativo.
La inestabilidad laboral juega un papel muy importante en lo referente a la calidad del empleo. Si hace unos años era habitual que hombres y mujeres se jubilaran en la misma empresa en la que comenzaron su carrera profesional, hoy en día la realidad es bien distinta, y no siempre responde a la voluntad del trabajador.
Los cambios de trabajo son habituales y ello se debe, en gran medida, a que en términos de temporalidad España está a la cabeza de Europa, con un 26,8% de contratos temporales, de los que solo el 8% acaban convirtiéndose en indefinidos pasado un año. Según datos de la Seguridad Social, son necesarios entre 4,6 y 7,8 años y una media de nueve contratos temporales para pasar a ser indefinido, lo que supone que en España sea tres veces más difícil que la media de Europa alanzar este estatus.
Más allá de la inestabilidad que genera, la temporalidad tiene otros muchos efectos negativos, como el hecho de que la empresa no tenga incentivos para invertir en formación para el trabajador y este, a su vez, no pueda adquirir la experiencia necesaria para aspirar a cambiar de empleo y mejorar su salario.
Pero, además, la productividad de las empresas se resiente, al haber menos mano de obra cualificada y formada, y, debido a la incertidumbre que genera tener un contrato con fecha de finalización, se retrasan decisiones que dinamizan la economía, como la compra de vivienda, o aquellas que tienen que ver con la natalidad.
Las elevadas cifras de temporalidad, unidas al fraude en la contratación de jornada parcial y su generalización, la elevada rotación de puestos de trabajo y el elevado porcentaje de horas extra que no se pagan (44%) han contribuido a la precarización del mercado laboral.
Con estos datos en la mano, resulta difícil asegurar que el empleo que se crea es de calidad. Incluso la OIT ha criticado duramente que la reducción del desempleo en España se ha conseguido a costa de un empleo de baja calidad con altas tasas de temporalidad, y así lo refleja en su informe ‘Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2018’, en el que critica duramente la existencia de la pobreza laboral, es decir, la de aquellas personas que, a pesar de tener un trabajo, no alcanzan los niveles de ingresos mínimos para poder vivir.
Fuentes
- http://www.rtve.es/noticias/el-paro-espana/paro-registrado/
- http://prensa.empleo.gob.es/WebPrensa/noticias/laboral/detalle/3339
- http://www.oecd.org/els/oecd-employment-outlook-19991266.htm
- https://adecco.es/wp-content/uploads/2018/04/NdP-VI-Monitor-Adecco-Salarios.-Parte-I.pdf
- http://www.empleo.gob.es/es/estadisticas/resumenweb/RUD.pdf
- https://www.20minutos.es/noticia/3359397/0/evolucion-economia-espana-2013-2018-quinto-aniversario-mi-bolsillo/
- https://www.efe.com/efe/espana/economia/la-oit-senala-las-altas-tasas-de-temporalidad-y-precariedad-laboral-espana/10003-3500828
- https://elpais.com/economia/2018/06/21/actualidad/1529596195_108223.html
- http://www.ilo.org/global/research/global-reports/weso/2018/WCMS_631466/lang–es/index.htm
- https://www.eldiario.es/economia/Unidos-Podemos-caducidad-temporalidad-estabilidad_0_787421790.html