Los datos macroeconómicos relacionados con el empleo y la afiliación a la seguridad social mejoran de forma objetiva: son mejores que hace un año y mucho mejores que hace varios años. No quiero correlacionar los tiempos –ya sean buenos o malos- con periodos de gobierno de uno u otro signo. El empleo lo concretan los empleadores, ya sean empresas o cualquier otra figura jurídica, y no los gobiernos, más allá de las convocatorias de empleo público.
Qué sucede, entonces, para que la percepción que tenemos las personas y las familias sea tan diferente. Muy posiblemente, que las personas y las familias tengamos razón y las grandes cifras no se correspondan con las realidades concretas que afectan a diario a millones de individuos.
Si entramos en la página web del Ministerio de Empleo y Seguridad Social (MEYSS) se pueden observar algunos datos que desconciertan al lector curioso. ¿Cómo es posible que con algo más de 18,3 millones de inscritos en la Seguridad Social a fin del año 2017 se hayan formalizado –en otra ocasión hablaremos de la parte informal de este mercado- 21,5 millones de contratos? Los sufridores de esta situación conocen muy bien la respuesta: la temporalidad. Del total de contratos formalizados –inscritos y registrados- únicamente 1,9 millones son indefinidos, es decir, un 9% del total. Esta situación es peor para las mujeres, ya que dicho porcentaje baja al 8% lo que se concreta en 100 mil contratos indefinidos menos de los que corresponderían ya que son el 50% de la población activa. Exactamente el número de mujeres entre 16 y 65 años en España supone el 49,9% de la población total en dicha franja de edad.
Sin embargo, políticos, juristas, empresarios, empleadores, sindicalistas, tertulianos… hablan y analizan la realidad que perciben desde sus puntos de observación e interés, pero al final del día nos vamos a la cama con nuestra realidad, la de verdad, la de todos los días, la que nos condiciona la vida e incluso el carácter.
Vivimos tiempos convulsos en relación al mundo del trabajo y el empleo: elevadas tasas de paro, tardías edades de incorporación de los jóvenes –a veces no tan jóvenes- al mundo laboral incompatibles con los periodos de cotización necesarios para acceder a algún tipo de jubilación, trabajadores pobres con ingresos insuficientes para la atención de sus necesidades mínimas, brecha salarial por género que se trata de ocultar bajo una impostada especialización de tareas por género, otras brechas salariales (entre trabajadores jóvenes y los de mayor antigüedad/edad, entre fijos y temporales, entre horario completo y a tiempo parcial, entre autónomos –falsos o no- y empleados, entre nacionales y extranjeros, entre aquellos que han regularizado su situación y los “sin papeles”…).
Dedicamos tiempo a exponer nuestras preocupaciones a los más allegados y a escucharles las suyas. No hay una reunión o comida familiar o de amigos donde el tema del empleo no esté presente de una u otra forma: el trabajo que no tenemos, el que tenemos, el que deseamos, el que podemos perder… y cómo estas circunstancias afectan a nuestra vida, a nuestros anhelos, a nuestro equilibrio emocional, en resumen, a nuestra felicidad.
Existen muchos debates abiertos sobre el trabajo presente, el futuro del trabajo y el trabajo del futuro. Pero tienen pinta de ser debates cortoplacistas y que falta el concurso de especialistas de verdad, técnicos y políticos que, haciendo un ejercicio de abstracción, puedan sacar conclusiones de largo plazo.
Integrity Lives & Jobs es una plataforma independiente, creada por profesionales con larga y ancha trayectoria profesional, que quiere formar parte de un debate necesario -que requiere temple, cordura y generosidad- que permita contribuir al diseño del presente y, sobre todo, del futuro del trabajo y el empleo. No son sinónimos, el segundo –el empleo- es consecuencia directa del primero –el trabajo-.
Integrity Lives & Jobs no sigue consignas de poderes políticos, empresariales, sindicales o religiosos. Integrity Lives & Jobs pretende ser un ambiente adecuado –un ecosistema- donde se pueda analizar la realidad actual con el compromiso de mejorar la vida de la personas y de las empresas de hoy y de mañana. Se trata de crear una relación confortable y tan duradera como las partes quieran, que será saludable para todos.
Desde Integrity Lives & Jobs hacemos un reconocimiento especial a la labor que realiza la Organización Internacional del Trabajo (OIT o ILO por sus siglas en inglés), agencia especializada de las Naciones Unidas especializada en el mundo del empleo y del trabajo. La OIT, única agencia ‘tripartita’ de la ONU, reúne a gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 Estados miembros a fin de establecer las normas del trabajo, formular políticas y elaborar programas promoviendo el trabajo decente de todos, mujeres y hombres.
Y es el concepto de TRABAJO DECENTE el que guía nuestros pasos. Integrity Lives & Jobs adquiere un compromiso firme y público por la defensa del trabajo decente en la convicción de que es el único camino válido y estable para establecer condiciones de mutuo beneficio entre empleadores y empleados. También el que debe reclamar de los poderes públicos una tutela que supere los intereses inmediatos e incluya a los trabajadores que quieren serlo y no pueden –desempleados- y a los que han dejado de serlo –pensionistas-. El sistema tiene que tener una amplitud de miras suficiente para que todas las personas tengan cabida digna y respetuosa con sus aportaciones.
El trabajo decente debe ser el habitual, no la excepción, el que genere una relación basada en unas reglas del juego conocidas y respetadas por las partes, que cree confort y sea beneficioso para todos: trabajadores correctamente tratados y reconocidos por los empleadores, empleadores con plantillas formadas y adecuadas a sus necesidades y administraciones públicas que recaudan de acuerdo a la realidad del mercado.
El trabajo decente tiene nombre propio: a href=»https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Somav%C3%ADa» rel=»noopener» target=»_blank»>Juan Somavia, abogado y diplomático chileno, que dirigió la OIT entre 1999 y 2012. A él recurriremos con frecuencia porque nadie como él ha defendido el trabajo decente en todo el mundo.
Aquí comienza la andadura de Integrity Lives & Jobs, que únicamente será posible con la implicación y el compromiso de todas aquellas personas e instituciones comprometidas con el trabajo decente y dispuestas a hacerlo saber.