Naciones Unidas presentó en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible(ODS), un compendio de metas relacionadas con el avance de las sociedades hacia un modelo que permita una evolución sostenible a nivel económico, social y medioambiental. Este listado, basado en los avances logrados gracias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio(ODM), contiene 17 objetivos cuya consecución lleva asociada un mismo compromiso: hacer del mundo un lugar mejor.
Este mundo mejor pasa, según establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por terminar con el hambre y la pobreza y reducir las desigualdades; hacer nuestro planeta más limpio, más seguro y más sostenible; y trabajar juntos para llenar nuestras vidas con oportunidades, sanidad real, educación, justicia y prosperidad.
Si existe una herramienta que ayuda a alcanzar esas metas, esa es el trabajo decente, es decir, aquel que busca garantizar el acceso global al empleo, pero no de cualquier tipo, sino al de calidad.
El trabajo decente ofrece libertad, seguridad, igualdad y dignidad para todos los trabajadores, sea cual sea su procedencia y su sector de actividad, dando voz a hombres, mujeres y jóvenes por igual. Permitiéndoles expresarse libremente, el empleo de calidad asegura que las personas puedan organizarse y que sus demandas sean escuchadas.
Para garantizar estos aspectos, resulta imprescindible trabajar en aras de la protección de las personas más vulnerables, con el objetivo de que no puedan ser sometidas a la explotación, los trabajos forzosos o la discriminación en el entorno laboral. Por este motivo, el trabajo decente también se ocupa de los menores y los jóvenes, a través de la protección contra el trabajo infantil y el blindaje de sus derechos como ciudadanos jóvenes.
Este entorno laboral debe ser seguro y sano, y se debe basar en una relación bidireccional en la que los trabajadores conozcan sus derechos, y los empleadores, los protejan.
Pero el trabajo decente no solo beneficia a los trabajadores, sino también a los empleadores, ya que logra sostener tanto la productividad como la competitividad a largo plazo.
Resulta, pues, imprescindible, avanzar hacia un modelo en el que el trabajo decente sea la norma y no la excepción, porque solo así lograremos que se generen mejores oportunidades y un futuro más brillante para todos los ciudadanos.
Os dejamos los vídeos de la OIT ‘What is Decent Work?’ y ‘What is decent work?’