Una buena formación, una mejor experiencia, un currículum impecable y una buena red de contactos. Hasta hace pocos años estas premisas constituían la vía de acceso a un buen empleo, pero las tecnologías han trastocado los modos del mercado laboral. Mientras que hasta hace pocos años los empleadores habían de conformarse con las clásicas referencias y su propio olfato para tratar de bucear en el perfil de los candidatos más allá de una entrevista, ahora las redes sociales ofrecen mayor visibilidad a empresas y aspirantes, un filtro casi transparente de la vida digital de estos últimos que ya usan el 70% de los responsables de seleccióny el 78% de los aspirantes por más que a una tercera parte de los primeros les resulte excesivo el tiempo que hay que invertir.
560 millones de usuarios y 10 millones de españoles con perfil activo: son las cifras que maneja LinkedIn, la red profesional por excelencia. Según informacionesde la propia red, durante el último año, atendiendo a las actualizaciones de los perfiles, se produjeron un 35% más de contrataciones que el año anterior. Sin embargo, las promesas de un mejor futuro laboral parecen caer en saco roto para muchos, que ven en la red más un escaparate para las empresas que un modo efectivo de seleccionar personal. Una razón para desconfiar de la veracidad de la información es la brecha digital, que deja fuera a quienes no saben usar la Red. La segunda es que LinkedIn aloja, en general, perfiles de alta cualificación, por lo que deja fuera a buena parte de la población activa.
Por más que resulte claro que el furor por las redes sociales vaya perdiendo fuelle –el porcentaje de usuarios que no tienen cuenta en redesha crecido siete puntos de 2015 a 2016-, la atención que los usuarios prestan a las ofertas de empleo es significativa, ya que para el 73% de estos es el contenido más atrayente de las empresas. Según el V Informe Infoempleo-Addeco sobre Redes Sociales y Mercado de Trabajo, el volumen de candidatos que optaron a una oferta conocida a través de las redes ha crecido hasta alcanzar el 77%. De dichas ofertas, la mitad están dirigidas al personal comercial y de ventas, lo que ya supone una limitación para buena parte de los aspirantes. En todo caso, el dato que confirma las limitaciones de las redes sociales para encontrar empleo está en que cerca de un 80% de los reclutadores nunca ha seleccionado a un candidato por su actividad.
Otro factor a tener en cuenta son los cada vez más extendidos perfiles falsos: falsos reclutadores que, gracias a ofertas de empleo, buscan candidatos a los que intentar robar datos personales. Sin llegar a ese extremo, tampoco faltan las empresas que, con ánimo de proyectar una imagen dinámica y solvente, publican ofertas de vacantes que su cubrirán internamente o que, directamente, no se cubrirán.
En todo caso, los empleadores no ocultan que la imagen proyectada en redes por el candidato es uno de los parámetros estudiados en la selección, por lo que lo que debería ser un acto parametrizado y en el que se buscara de forma analítica el encaje perfecto entre puesto y candidato independientemente de otros factores, pasa a convertirse en un ejercicio subjetivo, con toda la arbitrariedad que ello conlleva. Así, el aspecto físico, la raza, el color de piel, el estrato social, la red de contactos, la situación familiar, los gustos, experiencias, aficiones, filiaciones o cualquier otro aspecto visible públicamente a través de las redes pueden inclinar la balanza de la contratación, la promoción, el salario y, en definitiva, los prejuicios, en un sentido o en otro. En la Red abundan los artículos orientativos acerca de las precauciones que un aspirante ha de tener en el uso de las redes sociales para no “espantar” a los reclutadores. La vida privada y la vida pública diluyen sus límites y las empresas aprovechan el borrón fronterizo para primar –voluntaria o involuntariamente- la entrada en el mercado de sus afines. De hecho, una de cada tres organizaciones ha desestimado la candidatura de algún aspirante por la imagen que proyecta en alguno de sus perfiles.
Aunque los informativos no cesan de mostrar atípicos ejemplos de originales formas de llamar la atención a través de las redes sociales para acabar recibiendo centenares de ofertas, lo cierto es que no todos los aspirantes cumplen el parámetro de creatividad que requiere publicar un tuit que acabe siendo viralizado. Más que multiplicar las oportunidades de conseguir un empleo, las redes dibujan un escaparate de la vida privada de las personas que puede dificultar su empleabilidad. “Conoce tu identidad digital, cuida tu marca personal” son los consejos más mencionados entre los viejos empleadores de la era digital, que han teñido de modernidad 2.0 un proceso de selección arbitrario, injusto y desigual.
Fuentes
70% of employers are snooping candidates’ social media profiles
Un sintecho recibe 200 ofertas de trabajo tras entregar su CV a gente en la calle
A la hora de buscar trabajo, ¿qué cuidados se deben tener en las redes sociales?